La historia relata como las grandes revoluciones y cambios sociales surgen como una expresión popular, que obliga a los gobiernos a responder a las demandas de los pueblos. Los dominicanos estamos comenzando a entender, cada dia más, que los cambios en nuestro sistema, con los cuales todos soñamos, nunca se haran realidad si no nos convertimos en una población movilizada, en un pueblo de gente alerta y pendiente de lo que hacen nuestros funcionarios, velando porque estos cumplan con sus funciones apegados siempre a los principios democraticos. Las sociedades se adecentan cuando, al mismo tiempo, quienes la conforman lo hacen, y es que, lo que somos como pais no es mas que un reflejo diafano de lo que somos como ciudadanos. No permitamos mas que los intereses de los pocos perjudiquen el bienestar de quienes somos mas! Forcemos el cambio a través de la participación pacífica en las cuestiones publicas, porque estas nos atañen a todos!
Mucho se habla de América Latina y el Caribe como un espacio turbulento, de inestabilidad política y económica. Las evidencias, apoyan esta percepción. El resurgimiento de tendencias antidemocráticas en la región, la violencia institucional y social, las rupturas entre segmentos de la sociedad como testimonios de barreras sociales heredadas del colonialismo, entre otros factores, dirigen los destinos de una región que, como señalaba Eduardo Galeano, continúa con sus venas abiertas. América Latina y el Caribe, sin embargo, no deja de ser una de las regiones más heterogéneas y ricas en biodiversidad, cultura, población, proveedora de alimentos para el mundo, con la mayor cantidad de reservas acuíferas de la humanidad, donde existen espacios geográficos en los cuales la institucionalidad democrática crece, la estabilidad política se mantiene, las normas se revisan y actualizan con respecto a las necesidades. Muy lejos de ser perfecta podríamos ubicar a República Dominicana en esa lista de
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