Por José Jóribe Castillo Javier
Uno de los principales colores de
los cuales se viste la industria 4.0 es el verde. Lo digo porque nunca en las
pasadas tres revoluciones industriales: la mecánica, la eléctrica y la
informática, se había tomado en cuenta a gran escala la sostenibilidad de la
actividad humana generadora de bienes y riquezas. La puesta en valor de la
sostenibilidad se ha debido en cierta medida a haber comprobado la reducción de
algunos servicios que nos brinda la naturaleza, como es la disponibilidad de
agua, de tierra fértil, de una temperatura compatible con la vida, entre otros.
En esta ocasión, centraré la atención en las soluciones a los problemas ambientales
con base en la propia naturaleza, en contraposición con otras soluciones de origen
mecánico. Además, exploraré tres mecanismos de financiación de este tipo de
soluciones.
Actualmente, uno de los
principales problemas ambientales es la pérdida de biodiversidad. La diversidad
biológica es el conjunto variado de organismos vivos, incluyendo variaciones
dentro de una misma especie y la pluralidad de ecosistemas existentes (Convención sobre Diversidad Biológica,
artículo 2). La diversidad es una de las características de nuestro planeta
desde el surgimiento de la vida en ella, pero esta variedad en ocasiones se ve
afectada por la actividad de una de las especies que vive en el planeta: la
especie humana. Por ejemplo, la extracción de arena de las dunas o el relleno con
concreto de humedales y manglares, son actividades que alteran la diversidad biológica.
Cuando un ecosistema se destruye
para beneficiar la vida de los humanos se perjudican los servicios que estos estaban
brindando a la propia vida humana y para el equilibrio ecológico. En efecto, disfrutamos
de muchos servicios a los que estamos acostumbrados. Nosotros estamos
acostumbrados a disfrutar de una determinada temperatura, aire puro, tierra firme.
Estos servicios los hemos dado por sentado, pero como nos indica la ciencia, son
consecuencia de un equilibrio que no creamos nosotros, sino que ya nos fue dado
y nos toca descubrir con base en la investigación científica si no queremos
seguir afectándolo. Les pongo el caso de las dunas. Ellas son protectoras de
las costas frente a eventos extremos. Ellas frenan el oleaje impidiendo que
avance la entrada de agua. Ellas previenen inundaciones. Por igual los
manglares. Ellos capturan carbono. Ellos son un escudo natural contra huracanes,
tsunamis y tormentas. Las dunas y los manglares han sido destruidos para
extraer arena, desarrollar prácticas agrícolas, pecuarias, servicios
portuarios, contaminación provocada por seres humanos.
Sin embargo, la pérdida de
biodiversidad no solo se manifiesta a través de la destrucción de los hábitats sino
también por la sobreexplotación y paulatina extinción de especies biológicas,
como es el caso de la sobrepesca que ha retado a tal nivel la capacidad de reproducción
natural de muchas especies de peces, poniendo en peligro su subsistencia. También
está la introducción de especies invasoras que alteran el equilibrio ecológico,
el cambio climático y la contaminación. En suma, la pérdida de biodiversidad es
una de las consecuencias más palpables de un enfoque y prácticas abusivas con
respecto a los recursos naturales a lo largo de las décadas.
En 1992 fue adoptado el Convenio de Diversidad
Biológica de las Naciones Unidas tras comprobarse la necesidad de más investigación
y regulación para prevenir la pérdida de biodiversidad. El convenio fue ratificado
por el Estado dominicano el 25 de noviembre de 1996 y estableció un marco
mundial para la conservación de la diversidad biológica. Se han implementado tres
planes de acción siendo el más reciente el Marco Global de Biodiversidad (2022)
bajo el lema “vivir en armonía con la naturaleza”.
Las soluciones basadas en la
naturaleza, no obstante, implican un paso más adelante pues, no solo se trata
de conservar los ecosistemas sino también de aprovechar sus servicios. En esta
meta de vivir en armonía con la naturaleza son cruciales los servicios que
ofrecen los recursos biológicos del planeta. Los arrecifes de coral, los
manglares, los bosques, los ríos constituyen un preciado capital natural y un
aliado para combatir el cambio climático y sus efectos adversos como lo son las
inundaciones, tormentas, erosión, incendios forestales, sequias.
Poner en valor los activos
naturales requiere una financiación adecuada y esta es una tarea en la que se
involucran distintos sectores, no solo las autoridades. Los fideicomisos
sostenibles, los bonos verdes, los eco tokens, los créditos de carbono, entre
otros, son estrategias financieras que permiten una adecuada locación de
recursos para aprovechar los servicios que nos ofrece la naturaleza a través no
solo de su conservación, restauración o protección sino también de su
expansión.
Por ejemplo, los créditos de carbono
son instrumentos que permiten compensar a las industrias más contaminantes las
emisiones de carbono que producen. Se previeron en el Protocolo
de Kioto (1997) a la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (1994). Las emisiones
de carbono son causantes de gases de efecto invernadero. La compensación se
realiza a través de la compra a un intermediario, que opera como banco, créditos
vendidos por otras industrias o actividades que aplican prácticas sostenibles,
como es el caso de la agricultura de conservación y que capturan el carbono que
otras industrias producen.
De lo que se trata es que lo que
unos no pueden reducir lo compense otro que está captando carbono y evitando la
emisión de gases a cambio de una contraprestación. Este mecanismo es útil para
la financiación de soluciones basadas en la naturaleza, como pueden ser para
los territorios insulares: proyectos de conservación de manglares, de las
dunas, de los humedales, entre otros. Los proyectos que requieren ser
certificados en sostenibilidad por una agencia acreditada para poder vender sus
“bonos” en el mercado de carbono. Los créditos de carbono no se escapan de las
críticas siendo vistos como un mercado hecho para eludir con dinero las
responsabilidades en materia de reducción de emisiones. Lo cierto es que es una
herramienta financiera que ha mostrado resultados y está funcionando.
Otra estrategia de financiación
son los EcoToken,
que ha empezado a implementar Argentina en 2022. Lo que se ha denominado “tokenización
de los servicios ecosistémicos” es una herramienta que permite la financiación de
proyectos sostenibles enmarcados en la Agenda 2030 con el uso de la tecnología
de cadenas de bloques o blockchain. La estrategia busca ponerle un valor económico,
valuar, los servicios que ofrece la naturaleza para canalizar los recursos económicos
recaudados hacia la financiación de proyectos sostenibles ya sean agrícolas, habitacionales,
de energías renovables.
Por último, quiero referirme al Fideicomiso
DO sostenible. Es la apuesta del gobierno de la República Dominicana para
financiar el manejo y disposición final de los residuos sólidos estimándose que
impactaría el 40% de los residuos generados en el país. Este fideicomiso se
compone por aportes del sector público y privado. Estos recursos serán destinados
a personas físicas y jurídicas, tras un proceso de acreditación, que desarrollen
centros de acopio, rellenos sanitarios, plantas de valorización, estaciones de
transferencia, cadenas logísticas, campañas educativas y otras actividades
vinculadas al manejo y destino final de los residuos solidos desde una
perspectiva sostenible al tenor de la Ley
de Residuos dominicana 225-20.
Innovación, acciones disruptivas
y creatividad son la fórmula que nos permitirá transitar en este nuevo mundo
dominado por emergencias climáticas más constantes y frecuentes. Ser audaces
para saber adaptar los procesos productivos, mantener los estándares de vida
actuales incorporando cada vez a más personas y encontrar los mecanismos
adecuados para la financiación de soluciones basadas en la naturaleza, son
partes de la ecuación. Las sociedades actuales están llamadas a satisfacer sus
necesidades manteniendo una relación más saludable con la naturaleza. Soy
optimista. Pienso que estamos a tiempo.
Comentarios
Publicar un comentario